Chiapas es uno de los estados mexicanos con mayor número de hablantes de lenguas indígenas. La lengua bats’ik’op (o tzotzil, tsotsil) es una de las cuatro lenguas que se hablan en el municipio de Simojovel, en la Región Norte de Chiapas, donde encontramos también el tzeltal, zoque y ch’ol.
De acuerdo con el INALI, el bats’ik’op tiene siete variantes, que se encuentran en riesgo no inmediato de desaparición. Esto se debe, en parte, a la cantidad de hablantes: en México, hay 550,274 personas que hablan bats’ik’op (INEGI, 2020). Aun así, al igual que todas las demás lenguas indígenas de México, esta lengua es vulnerable y requiere atención para mantenerla y revitalizarla.
En Simojovel, los habitantes de la comunidad de Santa Anita se desenvuelven en la variante bats’ik’op del norte alto, y a través de esta dan a conocer los conocimientos de sus antepasados con pequeños relatos orales para conservar la sabiduría en las generaciones venideras. Los cuentos de este sitio web son los que sobresalen en la tradición oral de la comunidad.
El relato Pepench’uch’ habla sobre un matrimonio de pareja que tenía una vida triste, porque no podía tener hijos, ya que la mujer convivía con un extraño animal. Afortunadamente, un día los esposos terminaron obteniendo sus hijos. Este cuento es relevante para tomar conciencia sobre la importancia del amor hacia los hijos y de los hijos hacia los padres.
El relato Li ts’ie chk’opoj to’ox la (Cuando el perro hablaba) se trata de la vida de una pareja y su mascota. En este caso, cuando la esposa del campesino muere, la perra trató de ayudar a su dueño, pero ésta no debería de ser vista para que no sufriera las consecuencias. Lamentablemente, fue descubierta, lo que hizo que perdiera el habla. Incluso, hasta el día de hoy los perros no pueden hablar. Y es por eso por lo que todas las familias del campo tienen perros, porque el perro siempre ha sido el mejor amigo del hombre.