Así nos cuentan nuestros abuelos, dicen que se hace la fiesta de San Juan aquí en el pueblo el día 24 de junio de cada año. Y que ese día se recuerda cómo encontraron el ojo de agua por medio de Lupita Cachacha.
Aquí en Santa Cruz Tanaco, la fiesta inicia en la víspera. Las muchachas se reúnen en la casa de los principales, quienes son los encargados de hacerle la fiesta a San Juan. De allí salen para ir a la plaza o al atrio del templo llevando las ofrendas.
Las muchachas del pueblo llevan como ofrenda panales de miel silvestre bien adornados: colocan panes, flores, aguardiente, frutas y otras cosas que la gente guste ponerles. En la memoria del pueblo se dice que así se adornan los panales cada año. A estos arreglos de panales en español les llaman cuelgas.
El día de San Juan la gente acostumbra ir a bañarse muy de mañana, en cuanto sale el sol. Todas las personas van al lugar conocido como el jagüey, allá en el ojo de agua, y allí inicia el rito de bañarse.
Las mujeres llevan sus jícaras, y las niñas y los niños llevan sus cubetas para con ellas aventar agua y mojarse unos a otros. Todos se avientan agua, los niños, las niñas, las muchachas, los jóvenes, las señoras y los señores. Todos mojándose entre sí, terminan bañados.
Las señoras lanzan agua con las jícaras y con las manos. Los niños se meten al agua solitos y entre ellos se lanzan agua, también con las manos. Los señores se avientan al agua entre ellos. Así es la costumbre, es un juego donde todos se mojan.
Esta fiesta es muy importante. Se dice que con este baño general se recuerda el relato de Lupita Cachacha, una muchacha huérfana a quien se le apareció el manantial.
Xliichuwinánkan pii áma Lupita Cachacha nii xtakaxtáyay. Áma mútsni wa laksákli, ánta wii xa’nímaa nak jagüey. Wánchu lanchíyu wii kinchuchútkan nak Santa Cruz Tanaco.
Cuentan que Lupita Cachacha siempre andaba desaliñada. Aún así, el agua la eligió, se la llevó y ahora Lupita vive en el jagüey. Por eso hasta el día de hoy tenemos agua aquí en Santa Cruz Tanaco.