Te voy a contar lo que me pasó con mi hija de ocho meses. Ella se había enfermado y tuvo fiebre, mucha fiebre. Fui con ella para que le dieran medicina para la fiebre, pero no se le quitó. Empezó a dejar de comer su teta. Ya no quería comer.
Chu kintiwanílhchu kinápa xwániit:
– Kaláqpit Anacleto, lánki nawaníyan túku qálhiy. Nii kaa lakatíutun taatátlay, lánta wa’lh likúchun, per nii wa’yanpútun. –
Y me aconsejó mi difunta tía:
– Ve con ella a la casa de Anacleto, porque él puede ver qué es lo que tiene. Lo que ella tiene no es una enfermedad buena. Ya tomó medicina y no quiere comer.
Me apuré a ir con él, llevando a mi hija. Llegamos a su casa y le conté lo que pasaba con ella. Él revisó a mi hija. Echó los maíces para saber qué tenía mi hija y ahí vio.
Úma túku qálhiy nii wa lhkúyat, taatátlay xtakúxta.
Dijo:
– ¡Híjole! Esta enfermedad es de su nahual. No es enfermedad de fiebre sino del animal que es su nahual.
Wii tíku akxílhniit xkúxta. Max par laktsukáman úchi laqqúlun paqatalaniqúniit xchik. Táma xtaakúxta patinámaa, nii laay max táxtuy úchi nii awá’yan. Wanchúxa chúna aqspulámaa.
– Alguien miró a este animalito nahual. Lo vieron los niños o tal vez un hombre mayor y lo siguieron. Vieron en dónde se metió y taparon su agujero. Y no tiene cómo salir. No tiene qué comer y se está muriendo de hambre. Por eso tu hija está así. – Así me dijo él.
Tukúnchu laa áma naktláway chúmpar nii natlániy kintsúman.
– Y ¿cómo le hago para que mi hija se cure?, – le pregunté, porque me asusté mucho. ¿Qué tal si mi hija no se cura?
Él comenzó a limpiar a mi nena con el huevo y el copal. Luego, me dijo:
– Este huevo te lo llevas y lo vas a guardar mientras se le quita la fiebre. Ella se irá componiendo poco a poco y ya no le va a pasar nada a su animalito nahual. – Y eso fue lo que le hizo a mi hija.
Con ella dormida, llegué a la casa. Cuando la acosté en la cama se despertó, pidió la teta y comenzó a comer. En ese momento me di cuenta de que mi hija se estaba curando. Y entonces le dije a mi mamá:
– ¡Mi hija está comiendo!
Luu tuwáxla naliitatatláya mintakúxta. Wánkan pii mat paks qalhíyaw kinatkuxtákán.
Luu xlakaskínka kwénta natlawáyaw kintakuxtúkan.
Ahí supe que es muy difícil curarse de la enfermedad del nahual. Dicen que todos tenemos un animalito que cuida de nuestro corazón, que es nuestro otro yo.